LA FUNCIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN TIEMPOS DE CRISIS Rómulo Lares Sánchez. 27.09.2006
Tomo prestado el título de esta nota al recientemente popularizado profesor Noam Chomsky, de artículo publicado por primera vez en 1969 por “The Great Ideas Today” de la Enciclopedia Británica. La relectura de ese importante documento, de mucha actualidad para la realidad venezolana, cumple con el objetivo necesario de aportar y de participar en este indispensable debate nacional. Adicionalmente al título, resumo alguna de las ideas allí presentadas.
Inicia el escrito citando la definición de universidad del gran liberal reformista y humanista Wilhelm von Humboldt 150 años antes: “……nada distinto que la vida espiritual de aquéllos seres humanos movidos externamente por el tiempo libre-ocio o por internas presiones hacia el estudio y la investigación. En cada etapa de su vida, un hombre libre será movido, de una mayor o menor manera, por estas “presiones internas”. La sociedad en la que vive puede o no proveerlo con el “tiempo libre” y con las formas institucionales en las que pueda efectuar esta necesidad humana de descubrir y de crear, para explorar, evaluar y llegar a entender, para refinar y ejercer sus talentos, contemplar, hacer su propia contribución a la cultura contemporánea, analizar y criticar y transformar esa cultura y la estructura social en la que está enraizada………. En la medida en que existan formas institucionales que permitan que esas necesidades humanas sean satisfechas, se ofrece una medida del nivel de civilización que esa sociedad ha alcanzado”
“Un elemento en el nunca acabado forcejeo para alcanzar un más justo y humano orden social será el esfuerzo para eliminar barreras, -sean económicas, ideológicas o políticas-, que están situadas en la vía de la formas particulares de autorrealización individual y acción colectiva que la universidad debería hacer posible”.
En el caso de la universidad norteamericana, ya se aceptaba “el gran mérito del movimiento estudiantil de los años sesenta, que contribuyó a hacer añicos la satisfacción establecida sobre mucho de la vida intelectual norteamericana, en relación con ambas, la sociedad americana y el papel de las universidades dentro de ésta”. La orientación del propio rector-fundador Ernesto Mayz Vallenilla, al describir la universidad como una de las tres instituciones, en donde son imposibles las prácticas democráticas –las otras dos: la iglesia y la militar-, hacía imposible este debate y la eventual modificación de la “participación” de los actores estudiantiles. Mientras en los años setenta era una cuestión interna de la universidad, a partir de 1998, con el advenimiento del nuevo régimen, fundamentalmente a partir del 15AGOSTO06 cuando el Poder Ejecutivo perdió toda legalidad y legitimidad en el fraude conocido como el “Referéndum Revocatorio/ratificatorio”, no es un debate posible, porque contraría los intereses externos, los del régimen y, la seriedad, la integridad de los hombres y mujeres que mueven nuestra universidad no existe en calidad ni en cantidad para liderar el debate, mucho menos para defender la autonomía de la institución.
Esa política y estrategia prioritaria para el régimen, en materia de la universidad, progresivamente ha venido abonando el terreno, mediante acciones concretas intra-universitaria, creando un aparato institucional paralelo, nuevas instituciones doctrinarias de “educación superior”, las que han venido estableciéndose con soldados y oficiales provenientes de un medio donde, el cúmulo de vicios y desviaciones estructurales, ha contribuido a que estos cambios nunca hayan sido percibidos como peligrosos, o en general “trascendentes” para la nación y sus instituciones, ni siquiera en cuanto a los intereses particulares y de los grupos que pugnan por el control de los privilegios internos, que son lamentablemente los únicos considerados como que están en juego, entregándose y entregando los valores fundamentales de la universidad: libertad intelectual, libertad de cátedra, libertad académica.
Los aportes a este debate del profesor Orlando Albornoz, resumidos en el documento “Sobre la libertad académica y la dinámica de la universidad venezolana: respuesta a un Rector”, los que a pesar de su experiencia internacional son completamente autóctonos y pueden determinar un inicio para este debate. Pero este indispensable debate podrá iniciarse, adelantarse y arrojar las primeras conclusiones y recomendaciones, en la medida en la que los beneficiarios de las múltiples prebendas internas del mundo universitario, clasificadas con amplio margen dentro de la categoría de “corrupción académica” definida por el profesor Albornoz, no atribuidas al sector estudiantil, muestren algún nivel de comprensión de la gravedad de la “crisis”, y decidan si se abre la discusión sobre: La desaparición absoluta del Estado de Derecho y de los poderes públicos. La violación de los Derechos Humanos. La entrega de la seguridad del Estado a estados extranjeros. La traición a la Patria.
La incorporación de los representantes de los egresados al Consejo Superior de la Universidad Simón Bolívar-USB para el período 2006-2008, determinará el inicio de esta campaña, de esta lucha, por retornar los valores democráticos y construir conjuntamente una verdadera democracia.
jueves, 26 de marzo de 2009
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