jueves, 26 de marzo de 2009

Oct. 19, C. Episcopal, ¿respaldo al régimen?

SE PRONUNCIÓ LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA-CEV: “LLAMADOS A VIVIR EN LIBERTAD (GI 5, 13)”. ¿RESPALDO PARA LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN?
Rómulo Lares Sánchez. 19OCT2007.

En el día de sus exequias, invoco las virtudes sublimes de Su Eminencia Rosalio Cardenal Castillo Lara, su guía espiritual, para que los venezolanos y residentes de esta tierra, recibamos la iluminación apropiada y afrontemos con dignidad el camino difícil para recuperar y para construir entre todos un sistema republicano, democrático que garantice las libertades, la vida, la justicia y promueva los valores de la verdad. ¡Descanse en paz!

La gravedad de la circunstancia histórica nacional nos obliga a buscar las explicaciones profundas de esta crisis, a ir al fondo, a la naturaleza del origen de las desviaciones de los valores éticos, al fin último y no sólo a los medios y a las formas en las que se nos presenta. La CEV en su documento: “LLAMADOS A VIVIR EN LIBERTAD (GI 5, 13). A todos los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad” (19.10.2007) enfoca las formas, una de ellas, la denominada “Reforma Constitucional”, no el fondo del problema.

A. La síntesis de la posición de la CEV, referida exclusivamente al “proyecto de Reforma” :
1. “El proyecto va más allá de una Reforma”.
2. “La proposición es contraria a principios fundamentales de la actual Constitución”.
3. “Es excluyente, restringe las libertades y nos retrocede en la progresividad de los derechos humanos-DDHH”.
4. “…la consideramos moralmente inaceptable a la luz de la doctrina Social de la Iglesia”, “por cuanto vulnera los derechos fundamentales del sistema democrático y de la persona, poniendo en peligro la libertad y la convivencia social”.

B. La claridad y la contundencia de la CEV no podría ser mayor, veamos también el punto V- “CONCLUSIÓN: ESTAMOS LLAMADOS A VIVIR EN LIBERTAD Y A SER CONSTRUCTORES DE PAZ”
1. “Solamente quien es libre, construye la paz” .
¿Cómo construir la paz no siendo libre? La prisión política, la opresión, exigen la lucha para acabarlas. La historia, sin embargo, nos habría mostrado sociedades subyugadas, el caso con más notoriedad sería la India del Siglo XX, que con la guía de su líder político y espiritual Mahatma Gandhi logró, promoviendo la desobediencia de leyes coloniales-discriminatorias impuestas por el Reino Unido, hasta imposibilitar el funcionamiento de la maquinaria represiva del estado, promoviendo la paz, en paz, ganándole el título del padre de la lucha política de la no violencia. Diríamos que para construir la paz se requiere de algo más que la disposición de uno de los factores. Si buscamos en las bases de las teorías modernas del “reconocimiento del otro”, podríamos aceptar que se requieren tres (3) factores indispensables para lograr la aceptación mutua: a. Compromiso con la verdad; b. Respeto por el otro; c. Compromiso de llegar a acuerdos. En Venezuela durante los últimos años ninguna de estas condiciones es satisfecha por alguno de los actores políticos. La CEV respalda sus argumentos en el “Evangelio de la Doctrina Social de la Iglesia”, privilegia el sacrificio de la libertad por la paz; una paz conceptualizada en el pasado, concepto que tendría que ser revisado, mientras el estado psicológico del individuo, en la familia o en sus diversos grupos, presenta hoy en Venezuela patologías similares, si no idénticas a aquellas reflejadas en las guerras de los SXIX y SXX. Es decir, abundarían los desequilibrios crónicos y socio-patologías ocasionadas por las tensiones sociales inducidas por la gama de legítimas sensaciones y estados diseñados deliberadamente por el Estado terrorista, controlado por el crimen organizado transnacional, que varían desde la incertidumbre por el futuro mediato hasta el miedo y el terror.
2. “Venezuela quiere y reclama a gritos (…), que se termine con los odios, los insultos y las descalificaciones y que sus hijos e hijas se reconcilien, respeten y vivan en paz” (Exhortación de la CEV, Julio 2005) . La Venezuela a la que haría referencia la CEV en el 2005 y ahora, es la conformada por el régimen, por los usurpadores de las instituciones y no por aquellos ciudadanos que sin responsabilidad directa en la conducción política del Estado ni de las organizaciones políticas que lo respaldan, ni de la sociedad; de manera que esta declaración expuesta en esos términos se refiere erróneamente a “todos” los venezolanos, cuando en realidad se debería dirigir señalando al grupo de ciudadanos identificado como responsable de tal comportamiento y agresiones contra el individuo y la sociedad. El sesgo del documento sería visible por cuanto, en mi opinión ha debido ser dirigido a todos los venezolanos con amplitud, no: “…en particular, a los fieles católicos, ante la propuesta de Reforma Constitucional….” ; como también ha debido referirse a toda la acción criminal del Estado y no exclusivamente a la acción denominada cínicamente: “Reforma Constitucional”.

La verdad y la justicia, así como la libertad y la vida son valores cristianos. Su carácter absoluto-dogmático-religioso deviene relativo por ser todos también creación del hombre; tanto los dos últimos mencionados por la CEV en su documento como los dos primeros olvidados.

La verdad positiva mejor documentada ante los hombres con relación a la degradación de los valores éticos y morales, y su impacto en la función pública y privada ha sido públicamente mostrada y académicamente demostrada irrefutablemente. En particular, para efectos prácticos y establecer límites a estos comentarios, enfoquemos nuestra linterna hacia un aspecto que técnicamente posee margen ínfimo-finito para ser discutido-debatido: el Sistema Electoral y el VOTO, es decir el fraude constitucional-electoral, o como lo referiría desde 2005 el Cardenal Castillo Lara: “la pantomima electoral”.

Esa pantomima electoral y todo lo que la rodea determina la perversión criminal, propia sólo de la organización del crimen transnacional organizado que ha determinado que desde el 15AGO2004, Hugo Chávez, se transmutara físicamente de golpista-presidente legítimo y legal a usurpador-presidente de la República Bolivariana de Venezuela. La primera consecuencia de este hecho cierto de acuerdo con la Constitución de 1999 vigente, es que deben ser desconocidas tanto su autoridad como sus acciones, y adicionalmente la misma Constitución ordena a todo ciudadano actuar para restablecer su vigencia. La consecuencia última es que el Teniente coronel (Ej.-R) Chávez F., Hugo R., no dispone de la cualidad jurídica ni política para actuar como presidente constitucional, y también actúa hoy con carácter totalitario, por lo tanto el documento que cínicamente fue presentado a la “institución” publica usurpada denominada Asamblea Nacional-AN, es írrito, sin validez alguna; salvo aquella que le confiere la credibilidad y el prestigio de quien se dirija al usurpador-dictador como “Presidente” y lo legitime dirigiéndose o refiriéndose a la AN, confiriéndole legitimidad como receptora, entre ellas la CEV en el documento objeto de estos comentarios.

Sólo dejamos constancia de la perversa forma como fue “cocinada” la tal propuesta, las aberraciones de los cargos públicos de los miembros de la comisión presidencial; del secreto obligatorio; de las “filtraciones” parciales; la picaresca en su máximo apogeo.

Pero, estimados Arzobispos y Obispos de Venezuela, como ustedes también conocen, igual que lo conoce todo el país, por la vía electoral, entre otras, también fue ilegalizada e ilegitimada la señalada por ustedes como “Asamblea Nacional-AN”. Adicionalmente a todos los vicios de origen de la institución que proclamó a sus miembros, el Consejo Nacional Electoral-CNE, se suman a las propias, todas las desviaciones y perversiones de tal “antro” que aún no ha publicado los resultados de la “farsa” del 4DIC2005. El 84% de los votantes incluidos, varios millones fraudulentamente de manera automática, en un Registro Electoral-RE por varias razones prostituido e inútil, que anularía aisladamente de forma absoluta cualquier acto electoral, fue reportado ausente y, el 6% fue reportado nulo, es decir: sólo cerca del 10% habría participado, en condiciones de coerción oficial mediante el uso de las listas del “apartheid criollo” Tascón-Maisanta y, el control de asistencia de funcionarios y beneficiarios del presupuesto público; adicionalmente recordemos que “las oposiciones”, sometidas a la presión popular de la Sociedad Civil-SC se retiraron en bloque, de manera que es por partida doble la farsa-AN, conformada exclusivamente por los candidatos del régimen, ahora transmutados en los ¡líderes de las oposiciones! ¿Cómo podríamos explicar a los feligreses que esta AN no es ilegal, ilegítima a pesar de las varias razones recordadas, y que por lo tanto su origen la invalida, así como sus decisiones? Ustedes, Arzobispos y Obispos tratan de legitimar una AN, así como tratan de legitimar su cualidad “aprobadora” de la tal “Reforma Constitucional”.

¿Sería legítima la petición de los más humildes miembros de la Iglesia Católica, de aquellos “fieles católicos” que nos hemos identificado con las tesis expuestas, que no tienen espacio para la información, comunicación, opinión ni el debate, que la CEV reconsidere el objeto de su documento y señale en línea con la “forma”, la ilegalidad e ilegitimidad tanto del usurpador del Poder Ejecutivo como de los usurpadores del Poder Legislativo-AN. Que nos guíe con la verdad por delante hacia la vida, la justicia y la libertad?

Asumamos para los efectos del análisis tal proposición como aceptada por la CEV. Analicemos bajo esta orientación sus conclusiones “A”, referidas:

1. “El proyecto va más allá de una reforma”. Asumamos que fuese legítima en su origen la opción “proyecto” del Poder Ejecutivo al Poder Legislativo, que no lo es de acuerdo con nuestra tesis del origen del fraude electoral de todas las autoridades involucradas y adicionalmente de acuerdo con todos los análisis jurídicos sobre el tema, incluido el de la CEV. ¿Cómo después de esta conclusión de los juristas-expertos y de la CEV, puede ésta recomendar a los fieles: “Nadie debe desentenderse, ni dejar de participar en su discusión”. Son contradicciones demasiado prominentes. Pero, más aún, si el origen es ilegal. En efecto como expresa el documento: “Es algo de interés nacional que nos afecta a todos”, pero, ¿no sería lo justo señalar la verdad, la ilegalidad e ilegitimidad de tal documento?, y como consecuencia desconocerlo. ¿Es que si el documento fuese ilegal en su origen y en su aprobación legislativa, pero contuviera propuestas legítimas, recuperaría su legalidad y gozaría del respaldo-soporte de la CEV? No podría compartir esta tesis. ¿Cuánto pesa en la creación de esta conclusión el silencio de la CEV ante los resultados del 15AGO2004, 4DIC2005 y 3DIC2006? ¿Debemos dejar de creer en los actos de contrición y en el perdón de los errores-pecados?
2. “La proposición es contraria a principios fundamentales de la actual Constitución”. De nuevo la forma, señalan otra ilegalidad, en la hipótesis de asumir que fuese legal el acto denominado de la “reforma”. Adicionalmente otra contradicción: precísamente en virtud de la Constitución de 1999 es que son ilegítimos en su origen y en las acciones los poderes Ejecutivo y Legislativo y, son usurpadores quienes los ocupan. Entonces, ¿qué sentido tiene señalar el hipotético carácter inconstitucional del articulado, pero olvidando las múltiples violaciones jurídicas anteriores y sus consecuencias?
3. “Es excluyente, restringe las libertades y nos retrocede en la progresividad de los derechos humanos-DDHH”. Sigue por la misma vía de las formas. Son válidos los mismos argumentos anteriores. ¿Es que los derechos a la participación política, a elegir y dirimir las diferencias mediante el VOTO, acción conculcada previamente por el régimen ante el silencio de la CEV, en su momento y también hoy, no debe ser considerada como requisito previo al análisis de la denominada cínicamente “reforma constitucional?
4. “…la consideramos moralmente inaceptable a la luz de la doctrina Social de la Iglesia”, por cuanto vulnera los derechos fundamentales del sistema democrático y de la persona, poniendo en peligro la libertad y la convivencia social. De nuevo la forma. Como en los puntos 2 y 3, la CEV plantea la legitimación del procedimiento en el caso de que su contenido fuese moralmente compatible con la doctrina Social de la Iglesia, que no lo podría ser. ¿Pero es moralmente aceptable a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, reconocer autoridades delincuentes y procedimientos delictivos, siempre que su contenido “teórico” fuese compatible con su doctrina? ¿Es decir que el fin justifique los medios?

Como conclusión obvia hasta estos comentarios, se presenta una contradicción profunda cuando la CEV declara: “Nuestra contribución tiene el propósito de iluminar, desde una valoración ética, el juicio y la decisión que sobre el proyecto de Reforma corresponde asumir a los venezolanos en asunto de tanta importancia para el presente y el futuro del país. Fundamentalmente esta iluminación en los principios y criterios del Evangelio, de la Doctrina Social de la Iglesia…” . En otras palabras, después de circunvolar el tema de la acción más reciente del crimen organizado transnacional que se apoderó del Estado venezolano, de declarar que no es tema en el que la Iglesia deba ser involucrada, se nos dirá en base al Evangelio y a su Doctrina Social, cómo debemos “interpretar” la propuesta: “Es algo que concierne al futuro de todo el pueblo venezolano. Y en ese debate, nadie debe discriminar, ni excluir, ni ofender a quienes sustenten una opinión contraria a la suya” . Siempre y cuando los fieles acepten la descripción “eclesiástica”, que coincide con la del régimen, los oficialismos y las oposiciones: rechace o abrace la “reforma”. ¡Se prohíbe la indiferencia! ¡Participe!, VOTE nulo, blanco, SI o NO, pero participe, aunque sea con el “vacío electoral”. Aquéllos que no comulguen con esto son ignorados o señalados de traidores a la patria, holgazanes, anarquizantes. Los medios no tienen cabida para otra opción. ¡La “reforma” y el “referéndum aprobatorio” necesitan ser legitimados!

¿Sería este el deseo, la posición política de la Iglesia: contribuir con la legitimación del estado de cosas actuales?

Estas contradicciones son contundentes y podrían ser calificadas por los miembros de la Iglesia, “los fieles católicos”, entre una gama que iría desde correctas a equivocadas y hasta blasfemias; cuando la CEV se dirige al golpista-usurpador-presidente como: “ciudadano Presidente de la República” y acepte la “existencia legítima” de “…lo propuesto por la Asamblea Nacional”, es decir: reconocer a los usurpadores de los poderes Ejecutivo y Legislativo, promotores privilegiados con los demás poderes públicos nacionales de la violencia y del terrorismo de estado.

La aceptación-promoción de los valores que enuncia el documento de la CEV, la conduce a desconocer los hechos determinados con claridad al origen de la situación actual, cuando coloca como único elemento al centro de su mensaje, la muy cínicamente denominada “reforma constitucional”.

La promoción de la libertad, la vida, la justicia y la verdad, nos obliga a todos a cumplir primero las leyes y la Constitución vigentes. ¿Cómo podría alguna institución seria, aceptar y convalidar que un régimen forajido nacional e internacionalmente, que practica el terrorismo de estado y viola prácticamente todos los derechos humanos-DDHH, la soberanía popular, el derecho a la participación política, al voto, auto proclame al “Presidente de la República”, usurpando la representación del Estado venezolano; o que algunos de los miembros de su organización criminal se autoproclamen “diputados a la Asamblea Nacional”?, mientras estas auto proclamaciones se efectúan de espaldas a la Sociedad Civil-SC, y al margen de la ley, mediante el fraude constitucional continuado, electoral, judicial, ciudadano, ejecutivo y legislativo.

Mientras, la CEV manifiesta en su punto II: “NUESTRAS PREOCUPACIONES ANTE LA PROPUESTA”, concentrándose en una lista de observaciones a las tales “propuestas”, asignándoles legitimidad a otro acto criminal y cínico del crimen organizado transnacional que controla el estado, que avanza sus preparativos para enfrentar con la violencia armada y la represión las expresiones legítimas de los ciudadanos, de rechazo y de protesta contra un régimen totalitario, que ha conculcado las libertades públicas y nos empuja día a día hacia la violencia generalizada interna y también hacia su exportación.

El documento de la CEV decepciona por su contenido, por su superficialidad, por sus incoherencias, por su inclinación a promover la “aceptación” de la delincuencia organizada como hecho natural o divino, como el “modus vivendi” que practica y sostiene la Iglesia Católica para Venezuela. Sería tal la ligereza del documento, calificado como dado a luz en circunstancias “de interés nacional”, y anunciado con más de un mes de anticipación, que no podría tampoco ser utilizado como ejemplo-referencia didáctica en un aula; esto no es menor, no, si bien es secundario con relación a la gravedad del asunto planteado, refleja el bajo interés, el descuido en la presentación del mensaje de Dios por parte de sus representantes en la tierra.

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