jueves, 26 de marzo de 2009

Dic. 12, 06. ¿Elecciones o negociaciones?

¿CÓMO Y POR QUÉ COBRÓ EL OFICIALISMO EL 3DIC2006? ¿ELECCIONES O NEGOCIACIONES?
Rómulo Lares Sánchez, 11.12.06.

La Cátedra abierta Pío Tamayo-CPT de la Universidad Central de Venezuela-UCV, nos invitó a debatir en la última sesión del año, a partir de ambas preguntas: 1. ¿Cómo y por qué cobró el oficialismo el 3DIC2006? y 2. ¿Elecciones o negociaciones? Un balance de la más reciente de las pantomimas electorales. Impedido por razones fortuitas de expresar oralmente esa noche mis opiniones, presento aquí mis reflexiones.

Mientras en la República de Chile los ciudadanos manifiestan sentimientos encontrados de tristeza y admiración por un lado y, de desprecio y odio por el otro, ante el deceso del General Augusto Pinochet, es posible plantear como hipótesis para explicar tal polarización, el manejo que de la opinión pública promovió el régimen militar y han promovido los defensores de Pinochet, por razones que puedan ir desde justificar su irrupción en la política como un mal necesario ante un mal “más” grave, de aquéllos identificados con las bondades de la “disciplina” que un ejército con esta característica pueda trasladar hacia una sociedad cercana al caos o a la anarquía, expresada en 1973 por el gobierno socialista de Salvador Allende, hasta los que, entendiendo la democracia como un sistema que sostiene los valores de la libertad y la dignidad, no pueden ni deben ceder en sus esfuerzos por su defensa. El costo para la sociedad chilena se expresa en las heridas que presenta su sociedad, aún abiertas para las familias de los fusilados y desaparecidos, impedidos de justicia por décadas y ahora definitivamente con la desaparición física del dictador.

Es notable la diferencia entre aquel ejército chileno y el venezolano, en cuanto a sus valores y su administración. A pesar de la influencia prusiana común, el chileno como institución, no tuvo dificultad en aprobar los trámites para fusilar y desaparecer varios miles de activistas políticos “peligrosos” para la “patria” y para el régimen, dentro o fuera de su frontera, ni para imponer una disciplina fiscal y económica que restableciera el cuadro macroeconómico y la distribución de la seguridad y del bienestar económico en todo su territorio. En Venezuela, ya nuestro ejército había mostrado signos de degradación profundos, entre ellos el de convivir y mantener durante mucho más de una década grupos infiltrados desde la academia militar, con el objetivo preciso de apoderarse del poder político y consolidarlo mediante un programa de destrucción de las instituciones, camuflados bajo la “incompetencia” crónica de esas instituciones, entre ellas la del propio ejército. Hoy muestra la metástasis del paciente en condición “terminal”, cuando admite y encubre la presencia de militares y civiles en funciones de seguridad interna, de identificación, de salud, de control de la propiedad, la educación, actuando en el marco de acuerdos de diversa índole, penal, energética, militar, sin control de institución alguna ni mucho menos de la sociedad civil; todo esto como corolario del absoluto irrespeto de todas las ramas de los Poderes Públicos Nacionales, de la Constitución y demás leyes de la República, liderando la trágica entrega de la Nación a los intereses de “aliados personales extranjeros”, en la más clara e impune declaración de “traición a la patria”. Se ha argumentado que la presencia de un grupo de “asesores” extranjeros, cubanos entre otros, en el gobierno de Salvador Allende, hasta en el propio Palacio de la Moneda, fue uno de los argumentos que determinaría la “justificación” del nivel de violencia de la operación militar y de la represión posterior al golpe de Estado. No es fácilmente comprensible para un demócrata entender o justificar el uso de una vía distinta al voto, real, que efectivamente decida respetando la voluntad de los electores, que para desgracia de todos desapareció en Venezuela, siendo sustituido por la “pantomima” del VOTO-CNE, muy ajeno y lejano al ejemplo del voto chileno que facilitó la salida del dictador Pinochet hacia la senaduría vitalicia, ni el más lamentable de todos, el oscurísimo papel del ejército venezolano.

La trascendencia de la trilogía en la que doctrinariamente se basa la estrategia para mantener las posiciones y consolidarse en el poder, asigna una indispensable responsabilidad al ejército, al pueblo organizado y al líder y, ha sido suficientemente explicada por los estudiosos del desarrollo del régimen venezolano desde sus orígenes hasta el presente, confirmando en cada etapa del proceso, el dominio teórico y la capacidad de ejecutarla. No puede alguien afirmar que no fue anunciado el camino de la “revolución bolivariana”; la duda de que algún político la pusiera en práctica, y la forma, disfrazada de democracia, es lo que ha tomado por sorpresa y ha demostrado la inexistencia de valores éticos en las élites de nuestra sociedad. Hoy podemos decir que se confirmó su falta de interés por la democracia y por los valores que la definen, fundamentalmente insisto: libertad y dignidad.

La fragilidad de los valores referidos queda dramáticamente manifestada, algunas veces presentados y “adornados” con el altísimo dominio de la lengua, en las plumas y las computadoras de los más prestigiosos intelectuales u “opinadores” con tribuna en la actualidad. Resulta chocante encontrar entre las líneas del pensamiento, un lenguaje que en su belleza expresiva esconde los más turbios respaldos y explicaciones a la triste realidad venezolana. Así por ejemplo, las explicaciones a los resultados adversos “electorales” se encuentran tanto en las estadísticas sociales descuidadas por los representantes de la clase política desplazada, como en su desconocimiento de la “realidad” y desprecio de esas masas, por haber suspendido el contacto directo hasta el abandono, para concentrarse en la comodidad de los estudios de radio y televisión. Entre los pequeños detalles que estas medias verdades olvidan podríamos mencionar que, el régimen que cumplirá ocho años en el poder controlando la totalidad de las instituciones, ha recibido los ingresos en divisas y ha incrementado el endeudamiento externo e interno en proporciones muchas veces superiores al resto de la historia de la República, es el sólo responsable del deterioro real de los índices socioeconómicos de los ciudadanos, no por su “incapacidad administrativa” como explicación para el origen del mal no, esa es la excusa insisto para camuflar el objetivo verdadero: la destrucción de las instituciones para asegurar un nivel de desorden y caos permanente, que nos mantenga “distraídos” y si necesario “asfixiados” el tiempo que sea necesario para cumplir con la estrategia para la consolidación indefinida en el poder.

El uso de las desigualdades sociales y sobretodo, de los odios genéticos mantenidos en estado latente por la ficción del experimento democrático iniciado en 1959, debía ser controlado, regulado, para proceder a su liberación progresiva con un primer objetivo, el logro del poder político por la vía circunstancial de las campañas electorales, pero luego para mantenerlo indefinidamente en una “campaña permanente” que determinó el diseño de una estrategia mediática muy refinada, e inmensamente costosa, donde lo “electoral” es la expresión más “exitosa” para el régimen y más dramática aún para la sociedad venezolana, en cuyas redes no sólo fueron atrapados los ciudadanos comunes, aquéllos en quienes suponíamos habían germinado los ideales democráticos y, aquéllos que eran permanentemente anestesiados mediante una distribución circunstancial de la riqueza, sino también en los académicos, los intelectuales, que por tener en su formación y en sus genes las frágiles fundaciones del espíritu democrático, encuentran inspiración para explicar los valores “revolucionarios”, realidades científicamente estudiadas cuyas interpretaciones conducen a conclusiones por completo diferentes y, hasta opuestas a las que son promovidas por la “pauta de la manipulación nacional”.

Es difícil explicar y ser entendido a pesar de que las evidencias están a la vista, que de acuerdo con técnicas de manipulación mediática, las mentiras son abultadas y exageradas para “convertirlas” en invisibles. Este caso es insólito para cualquier observador externo del denominado Sistema Electoral en Venezuela-SEV, de la institución pública elevada a Poder Público Nacional, el Consejo Nacional Electoral-CNE y de su producto el VOTO. Describir lo que significa ese pervertido VOTO, en un primer nivel, pudiera ser equivalente a la descripción que Juan Pablo Pérez Alfonso, el gran venezolano creador y promotor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo-OPEP, cuando llamaba a esa riqueza natural para nuestro caso: “El excremento del diablo”. No cabe duda que además del petróleo, el diablo excreta en Venezuela otros elementos, el principal es el VOTO. Dos instrumentos, petróleo y VOTO, permanentemente unidos en la historia contemporánea de nuestro país, ambos diseñados teóricamente para promover el desarrollo integral, el bienestar de nuestros ciudadanos, son utilizados hoy de la manera más vil y convertidos en instrumentos para la “traición a la patria” dentro y fuera de nuestras fronteras, con los propósitos más degradados y perversos.

El “Caso Pinochet” nos enseña a los demócratas de Latinoamérica, por lo menos, que para la búsqueda de la verdad y de la justicia, será necesario recurrir a tribunales y jueces foráneos. No hubiese sido posible deponer al dictador, ni iniciar la búsqueda de la verdad y la justicia, elementos indispensables para sanar las heridas chilenas, si no hubiese tenido el pueblo y la Nación chilena las simpatías y el respaldo de la comunidad internacional primero y luego de la Audiencia Nacional de España. No conseguiremos la verdad ni la justicia en Venezuela, en nuestras universidades ni en nuestros tribunales, esto es evidente. Adicionalmente, nos muestra con la bandera a media hasta en las instalaciones militares la existencia de otra nación dentro de la nación, la militar; dragón de varias cabezas, potencial líder de los demonios sociales por el poder de las armas para imponer su “verdad” en nuestras sociedades, dormido o adormecido por las demostraciones de sumisión de los políticos y las sociedades, siempre amenazantes por su disposición abierta, prácticamente declarada de tomar las riendas de la nación ante la falta de sus gobernantes, calificada por ellos mismos, como ocurrió en Venezuela.

En Venezuela el ejército salió de sus cuarteles para convertirse en partido político; el temor de que “muerda” a su circunstancial amo se neutraliza uniformando un contingente de “reservas” civiles, justificado mediante la creación de un enemigo externo, representado por los Estados Unidos de América-EUA, “siempre prestos a invadir nuestra soberanía”. Mientras tanto las relaciones con ese enemigo imaginario nunca habían sido tan subordinadas a sus intereses estratégicos y económicos, garantizando ampliamente las variables no negociables: energía e intercambio comercial. La diferencia se aprecia en el comportamiento público de cada ejército, producto de su formación y cultura; en Chile se despedirá con “honores militares” al ex Comandante del Ejército, en Venezuela la injerencia del ejército en los asuntos civiles perdió todo recato, ocupan la mayoría de los cargos de dirección de la administración pública, certificando la característica de régimen militar por la vía de ocupar los espacios de los civiles, cobrando también adicionalmente sus remuneraciones, coronando su desprecio por lo civil con su participación estelar y determinante en el acto electoral y en sus resultados viciados, mediante esa actuación en la actividad propiamente electoral de los regulares más las reservas, abiertamente y con el mayor descaro apoyando el establecimiento del régimen electoral-militar-totalitario y, el 3DIC2006 comprometidos por la vía que fuese, incluida la activación del Plan Ávila, con la reelección de su comandante en jefe! Quien ya ejerce fraudulentamente y usurpa la presidencia desde el 15AGO2004.

Estimo que los argumentos presentados, todos debidamente documentados, nos confirmarían que todo fue negociado. Cómo explicar que hasta el 3DIC2006 nos debatíamos entre la dictadura y la democracia, pero amanecimos el 4DIC2006 con una oposición unificada, “única”, legitimada por los medios de comunicación y por el régimen y legitimando al régimen totalitario, militarista, embarcados como hermanos, en paz, hacia una reforma constitucional y a próximas elecciones de gobernadores y alcaldes. Como habíamos convenido en el escenario de mayor opción, observamos el arribo del candidato, de retorno, a su gobernación en el Estado Zulia y las “oposiciones” transformadas y, transformado por arte de magia el régimen en democrático. ¡Viva la democracia!, ¡a partir de ahora tendremos una oposición democrática carajo!

Mientras en Chile la sociedad democrática chilena debate sobre el reconocimiento del símbolo de lo anti-civil, de lo militar cuando ocupa los espacios civiles, en Venezuela no nos percatamos o, no queremos aceptar la realidad de un régimen militar en pleno desarrollo y consolidación.

La respuesta a la primera cuestión planteada está en la inexistencia de valores, de ética, en el comportamiento pervertido, admirador del engaño, de la cayapa, concentrados todos en los comportamientos, en la cultura de nuestra sociedad de cómplices.

¿Qué otro calificativo podemos dar a una sociedad que aplaude con bombos y platillos y nos bombardea por intermedio de todos los medios de comunicación social, con la ética del “triunfo político” por la vía de la “derrota electoral”? El centro de esta teoría electoral, de los nuevos valores políticos promovidos por los nuevos demócratas instantáneos, quedó resumido por la declaración de Manuel Rosales cuando al reconocer el triunfo del adversario manifestó: “La diferencia de votos no fue tan grande como lo anunció el CNE”. Es decir, ¡el fraude es más pequeño de lo anunciado! y, “valientemente”, conculcando la lógica del más simple de los ciudadanos, el derecho que tenemos cada uno de nosotros aún en circunstancias normales, en democracia, de conocer el detalle de las manifestaciones electorales, interrumpió Rosales con tan “oportuno reconocimiento” las actividades de los miles de militantes que defendían sus votos, no los de Rosales, en lo que él mismo denominó durante su “campaña”, “la batalla entre el ciudadano y el Estado”. Este acto “patriótico” que impediría derramamiento de sangre, saboteó la actividad dudosa electoral (del régimen y de las oposiciones) y la demostración de la supuesta capacidad “instalada” para realizar los inútiles escrutinios y las auditorias previstas, es decir, encubrió también el FRAUDE DEL DÍA.

Pero en la preparación del fraude, en las actividades previstas en el cronograma electoral iniciadas varios meses antes, técnicamente el “verdadero” fraude, tiene responsabilidad directa también el autoproclamado Candidato de la Unidad Nacional-CUN y sus aliados. En primer lugar presentó una oferta que nunca cumplió, fundamental para que los ciudadanos se acercaran nuevamente a las urnas electorales, después de la manifestación política más trascendente desde el 27FEB1989, el rechazo del 90% (84% abstención + 6% votos nulos) de los electores a la anterior pantomima electoral del 4DIC2006. La certeza en el avenimiento de esta manifestación de auténtica ciudadanía, que obligó de manera implacable a los partidos políticos de oposición a retirar a regañadientes sus candidatos. Pero lo inaceptable es que el CUN y sus aliados, así como el régimen, representados todos en el CNE, llevaron al país a un acto electoral tan perverso que adicionalmente a los vicios señalados por múltiples especialistas y académicos, impedía deliberadamente mediante los procedimientos de observación o auditoria convenidos, la reconstrucción de cualquiera de las etapas críticas, es decir, las evidencias automatizadas y físicas del acto electoral, las que no reflejarían o hasta desaparecerían la data necesaria para que observadores y auditores, mucho menos la sociedad civil obtuviese cualquier evidencia de la manipulación generalizada del Sistema Electoral en Venezuela, diseñado con ese propósito específico: la manipulación de la voluntad de los electores.

Las manifestaciones electorales denominadas acertadamente: “fraude continuado electoral”, iniciadas desde el referéndum Consultivo-RC, Revocatorio 1-RR1 y RR2, elecciones de gobernadores y alcaldes, de cuerpos deliberantes de los estados y municipios y, de las juntas parroquiales, fueron detenidas en seco por los ciudadanos el 4DIC06 insisto, el 90% de los inscritos en el “inauditable” Registro Electoral-RE dijimos ¡basta! La sociedad de cómplices ya había participado en la repartición de los presupuestos nacionales, de los estados y municipios. No se detuvieron y pasaron por encima de los ciudadanos, cuando desde enero de 2006 se apresuraron a discutir las leyes financieras, por el “bien de sus ciudadanos” claro. El régimen y las oposiciones necesitaban destruir al enemigo público común numero uno: LA ABSTENCIÓN; a esta tarea le dedicarían el resto del año. Mientras tanto el régimen establecía un estado de terror, bajo la administración del “apartheid criollo” definido por las listas “Tascón” y “Maisanta”, amenazando, coaccionando, comprando, tarifando y abusando de todos los recursos del estado y de la manipulación de la opinión pública, de la corrupción de la identificación-naturalización-emisión de Cédulas de Identidad, de la corrupción generalizada, empujaba al alza el índice de participación votando; el Comando del Candidato de la Unidad Nacional-CUN, además de imitar al régimen en lo posible, responsabilizaba de su “eventual” fracaso electoral a los denominados abstencionistas.

Los verdaderos héroes nacionales en la Venezuela de la “pantomima electoral” son los abstencionistas. Son los ciudadanos convencidos, con absoluta razón, de la ilegitimidad del Sistema Electoral-SE, del CNE y de su VOTO, quienes a pesar de las presiones, desprecios y amenazas de todo tipo, se mantienen firmes en su posición ética de rechazo al SE. Son acusados de irresponsables, de indiferentes al destino de su sociedad, pero simplemente, mediante la observación de la burla a la que hemos sido sometidos los venezolanos durante los últimos 3 años, tanto por el régimen como por las oposiciones, se mantuvieron firmes. Los resultados del CNE presentan una abstención con tendencia constante del 25%, lo que nos indicaría que una proporción de esos héroes nacionales de todas maneras habría votado gracias a la capacidad virtual del SE-CNE-VOTO, a pesar de haberse mantenido alejados de su centro electoral. Defendamos la posición ética, los valores civilistas de los abstencionistas, que son simplemente de rechazo a convertirse en cómplices, a participar en una clara “pantomima”, para legitimar autoridades delincuentes, usurpadoras de los poderes públicos, mediante el irrespeto de la voluntad de aquéllos que sí participan. No permitamos que sean agredidos, representan los valores que todos debíamos haber asumido. Sin lugar a dudas, de esta forma debemos actuar cuando ya se nos invita a nuevas pantomimas electorales; conclusión a la que arribaríamos al evaluar el inmenso impacto que tuvo con este estado maligno de cosas, la participación no votando del 4DIC2005.

Como manifestó uno de los compañeros, el fraude proclamado el 3DIC2006 también decretó otro “golpe de Estado”, otro “golpe militar”. Técnicamente esta situación, que se suma a los golpes de estado efectuados en cada acto electoral enumerado anteriormente, ejecutado conjuntamente con la Fuerza Armada Nacional-FAN, y por ella misma directamente, mediante el Comando Unificado de la FAN-CUFAN, nos habilita de acuerdo con los artículos 333 y 350 constitucionales, para organizarnos, para defender la CRBV99, estemos o no investidos de autoridad, con el objeto de restituir su cabal funcionamiento.

Los artículos constitucionales referidos son efectivamente la guía de nuestra conclusión en esta sesión: ORGANIZARNOS. Los recuerdos que nos llegan de Chile nos anuncian también las tempestades que asecharán a los demócratas venezolanos. Tomemos nota de que tanto el régimen como las oposiciones se asociaron y sellaron un pacto descarado el 3DIC06, que pretenden imponerlo mediante la mayor manipulación mediática y de la opinión pública que hayamos experimentado en Venezuela. Los enemigos somos los demócratas, los que ante la evidencia del fraude continuado rechazamos las pantomimas electorales. Eso se repite día a día en los medios, a veces pareciera que la campaña electoral no ha concluido.

Este es el último punto al que quería referirme: los medios de comunicación social. La Cátedra Pío Tamayo patrocinó y presentó una investigación de la manipulación de la opinión pública, mediante la promoción de resultados virtuales de la obra de gobierno, a veces inexistentes, mediante la inversión monumental en la manipulación de encuestas de opinión, ambas actividades con alcance nacional e internacional. Es oportuno recordar las conclusiones de las dos últimas investigaciones: 1) “FRAUDE Y REPRESIÓN PARA CONSERVAR EL PODER: La coartada de la masacre está montada” y 2) “DESMONTEMOS LA COARTADA DE LA REPRESIÓN CONTRA LAS PROTESTAS POR EL FRAUDE”. Ambas investigaciones han sido completamente verificadas y se transforman en instrumentos de uso cotidiano en nuestra organización de rescate y promoción de los valores democráticos.

Deberíamos estar convencidos de que los valores de la democracia que las generaciones nacidas durante el experimento democrático, iniciado en 1959, han sido en mayor o menor grado sembrados por nuestros abuelos y padres y, a su vez hemos contribuido a transmitirlos a nuestros hijos y nietos. La postura de las élites coloniales tradicionalmente monárquicas, históricamente realengas en cuanto a las directrices de la corona española, en el caso de la Capitanía General de Venezuela y, en cuanto a reducir a un grupo la toma de decisiones que afectan a toda la nación, evolucionaron en paralelo hasta la “democracia criolla”, como un invento para experimentar la sensación de democracia, pero nunca la verdadera democracia. La efectividad de nuestra “organización”, sin el apoyo de los medios de comunicación, podría ser medida en términos de la contribución que demos de manera individual y directa al despertar de los venezolanos, en relación con el “engaño”, la “burla” de que hemos sido objeto, tanto los simpatizantes del régimen como los que para desmontarlo, creyeron la oferta de Manuel Rosales de luchar por la obtención de condiciones electorales, que permitiría movilizar a los abstencionistas, engañándolos porque nunca solicitó ni obtuvo las “condiciones” que fueron clara y mayoritariamente clamadas por la sociedad desde el 4DIC2005. Reconoció de forma inexplicable y apresurada su derrota dejando a los ciudadanos con la duda de su triunfo, parecía como que no quería ganar, ni mucho menos que tenía alguna intención de cobrar; mientras tanto ha pretendido apoderarse de apoyos, simpatías y votos que constituían un mandato para representar los ciudadanos que respaldaban el desalojo del dictador mediante la “avalancha de votos” del 3DIC2006, nunca para crear un nuevo partido político nacional, “verdaderamente democrático”, a pesar de que fue mencionado en su “campaña”. ¿Cómo podía jamás ganar, ni cobrar, si alejaba agrediendo, espantaba a los mal calificados abstencionistas, es decir desmerecía el auto-título de Candidato de la Unidad Nacional-CUN. Si además fue incapaz de sucumbir a la vanidad de pretender que las simpatías eran por y para él, no por su compromiso por la salida del usurpador de la presidencia?

Es nuestra responsabilidad contribuir a que el país conozca la verdad cuanto antes. El país sabe que estamos en un callejón electoral sin salida. Que sólo se efectúan simulaciones y pantomimas electorales. Creo que la explicación de la ausencia de celebración del “triunfo oficial” se encuentra en el conocimiento que las masas populares tienen de la verdadera realidad fraudulenta electoral, ajena a la manera de ser franca y sana de la mayoría de los venezolanos, reforzada en los simpatizantes del régimen y asiduos televidentes de Venezolana de Televisión-Canal 8, quienes en vivo e inmediatamente después del “glorioso” reconocimiento apresurado de Rosales, escucharon al líder popular Pablo Medina leer lo que denominó los verdaderos resultados parciales a las 7:40 de la noche: con una ventaja de Rosales (6.025.227) sobre Chávez (5.724.013). Considero que estos segundos de Pablo Medina al aire, exclusivo para los simpatizantes y fanáticos del régimen, equivaldrán proporcionalmente para el despertar de los ciudadanos, a los segundos del “por ahora” de Hugo Chávez en 1992. El pueblo presiente, siente que algo anda mal e irá descubriendo paulatinamente los engaños producto de la manipulación mediática, hasta que descubra la traición y la burla electoral de Chávez-Rosales-Petkoff-Borges, cuando reaccionará indignado y efectivamente se dispondrá a cobrar y cobrará también el último fraude pendiente, en el momento oportuno. Pero esta vez en su propio beneficio, no en el del señor Rosales ni de sus asociados, para entonces “su” Nuevo Tiempo habrá pasado.

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