lunes, 22 de julio de 2013
EL DELIRIO Y LA PUSILANIMIDAD COLECTIVAS EN BASE AL "GRUPO LA COLINA"
EL DELIRIO Y LA PUSILANIMIDAD COLECTIVAS Y EL “GRUPO LA COLINA”
Rómulo Lares Sánchez. 14JULIO2013
En el día nacional de Francia, cuyo pueblo ha sido ejemplo de la defensa de la ciudadanía, la libertad y la dignidad, conmovido por la oscuridad de la vida en Venezuela, dejo el testimonio de la bajeza de los valores que reciben hoy el privilegio de la prioridad para nuestra sociedad, correctamente rebautizada venecubana, por haber tirado por la borda aquellos valores de la Cultura de Occidente que alimentaron las gestas hacia la independencia, la ofrenda del patrimonio y de la vida por una nación y una descendencia libres en su concreción con un primer paso, la creación de la Gran Colombia y la de Venezuela.
Hoy, nuestros líderes en todos los sectores, han demostrado incapacidad y máxima vileza cuando se ha cedido el control del territorio y de su población al crimen organizado transnacional, disimulándolo mediante la ocupación de un ejército opresor también de su propio pueblo, que como en Cuba y otros regímenes del terror en el planeta, sabe recompensar adecuadamente, para mantener las alianzas, más bien las traiciones, que en nuestro caso representa una fracción del saqueo de nuestro propio patrimonio.
¿Cómo pretende el liderazgo venecubano justificar lo injustificable e imperdonable?: atribuyéndole un carácter legítimo a la manipulación más escandalosa de la opinión pública de nuestra historia y seguro de ranking planetario, establecida mediante el fraude político-administrativo-electoral que asegura a partir de 1999 la flexibilidad para proclamar los resultados electorales que el régimen determine, consolidando la “legitimidad” política internacional de la ocupación política y militar referida.
Y ¿cómo pretenden los militares, activos y retirados, justificar lo injustificable e imperdonable?: evadiendo la realidad de la inexistencia de Estado de Derecho y la violación sistemática, permanente y continuada de los Derechos Humanos y del Imperio de la Ley, para desconocer la pérdida absoluta de la soberanía y el control del territorio y de la sociedad atribuyéndole un equilibrio de paz, que según ellos, permitiría que avancemos hacia la recuperación de la República, que ellos imaginan que podría liderar la clase política más pervertida de nuestra historia, de la que siempre formaron parte.
Ahora bien, recientemente, recobra simpatías el dogma según el cual sería posible lo imposible, es decir, que los “espacios” otorgados y “ganados” electoralmente pudiesen establecer un sustento realista que permita que, en el futuro, podamos desplazar al crimen organizado transnacional de Miraflores.
Toda esta masa de gente culta, educada, perteneciente a la clase media y alta venezolana, no logra ni desea imaginar, menos comprender, que sus representantes ante la caricatura de Asamblea Nacional, en la “coordinación” de las oposiciones en la MUD, en las alcaldías y gobernaciones de la “oposición” y sus cuerpos legislativos y deliberantes, así como las Juntas Parroquiales, son el mismo régimen, aquella porción detestable que se disfraza de oposiciones, consciente o no, -eso se lo dejo a la imaginación e ingenuidad de cada quien-, que conforma la columna fundamental para sostener la ficción de una esperanza, que es a su vez el argumento sobre la cual se sustentan el resto de las posiciones del empresariado y de los militares frente a la tragedia venecubana.
Unas “oposiciones” que a partir de 1999 han sistemáticamente sostenido el régimen hasta conformarlo sin vergüenza alguna. Que habrían despreciado el mensaje claro del colectivo abrumadoramente mayoritario, a pesar del fraude, el miedo y el terror, que con claridad ha gritado en coro ¡basta de fraude! en varias oportunidades, ergo el 4DICIEMBRE2005: ¡no queremos ser parte del fraude de un disfraz de Poder Legislativo!, pero fuimos traicionados esa y todas las veces, hasta sostener la usurpación generalizada de todos los poderes públicos, exhibida en las pantomimas de los “espacios ganados” en alcaldías, gobernaciones y en el “Palacio Legislativo” en Caracas.
La credencial “técnica y científica” que permitiría que todos estos actores se engañasen y engañen al resto de lo que queda de nación, estaría alrededor de un grupo cultor de la figura y genio de Teodoro Petkoff, quien sí ha declarado públicamente, como aquella noche del 6DICIEMBRE2006, pero lo habría hecho en otras oportunidades durante su larga vida en la política y en la subversión, quien recorrería el mundo para vender su realidad sobre el crimen organizado disfrazado de “Socialismo del Siglo XXI”, esa en la cual nunca creyeron él y su mesa de turno, la de los “pajaritos preñados”.
Esa logia técnica que impone lo falso frente a lo verdadero desde una “colina” de las relaciones, complicidades y asociaciones mediáticas, profesionales y políticas, cerrada por completo al escrutinio y al debate, sería la garante de las posiciones absurdas y demostradamente equivocadas en materia político-administrativa-electoral a partir de 1999, pero allí permanecen hoy adoptadas como sustento de las posiciones del empresariado organizado y de sus contertulios y socios, militares empresarios de alguno de los toletes “ideológicos”, “criminales” o “institucionales” en los que se agruparían.
Ninguna sociedad puede desarrollarse sin una verdadera paz, o una verdadera guerra. Ni con hembras medio preñadas o con machos preñados de buenas intenciones.
Mientras en VENECUBA son asesinados alrededor de un mil quinientas personas cada mes, políticos, empresarios y militares continúan, como avestruces, evadiendo la realidad. Sus cabezas no han sido consideradas perdidas porque aún escuchan bajo la tierra el sonido de las cajas registradoras de sus negocios con los traidores y con los invasores. Están seguros de que las divisas o las familias protegidas en el extranjero los eximirán de su responsabilidad estelar como cómplices, socios y alcahuetes de crímenes de carácter universal, contra la patria y la humanidad, aunque llegará el día en que tocarán a sus puertas alguaciles para la ejecución de una sentencia penal, y mientras tanto deben vivir sus familias bajo el peso aplastante, “ligero para todos ellos”, de la vergüenza y del desprecio colectivos.
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