martes, 27 de diciembre de 2016

HOLOCAUSTO EN EL SIGLO XXI EN VENEZUELA

VENEZUELA, ¿HONOR O TRAICIÓN? :  EXCOMUNIÓN Y PERSECUCIÓN DE LAS IGLESIAS JUDÍA Y CRISTIANA
Rómulo Lares Sánchez, 25DIC2016.

La tragedia actual en las tierras herederas de la Gran Colombia renueva la presencia de las del Siglo XX en la Europa del choque entre las religiones e ideologías hacia las revoluciones, guerras, bombardeo atómico y la locura de la “solución final”, determinando la creación de las Naciones Unidas y del Sistema Penal Internacional, entre cuyos frutos se encontrarían conceptos extraños o contradictorios para el “humanismo”, tales como la necesidad de definir el “Derecho Humano” y tipificar “crímenes contra la humanidad”.

Ernesto Mayz Vallenilla, discípulo de Martin Heidegger, impuso la condición no demócrata de la Universidad durante su muy exitosa gestión como primer rector-fundador activo de la Universidad Simón Bolívar (1969). Disertaba con severidad sobre la necesidad indispensable de la misma condición fundamental dentro de las otras dos instituciones de su categoría: la Iglesia y la militar.

Nuestra tragedia venezolana en el tránsito hacia el siglo XXI estaría empapada con la sangre inocente derramada bajo los auspicios y complicidad de esas tres instituciones, sus hombres, hasta desaparecer el Estado y el Derecho. En todas ellas se reconoce y “honra” a sus miembros por el dominio de la teoría y de la técnica del engaño y la manipulación del otro, que se estudia y practica dentro de sus claustros, promoviendo a sus más destacados discípulos hacia el tope de su escala jerárquica.

Provistos de estas armas miembros, discípulos y amigos de la CIA de Jesús en la región habrían obtenido gran influencia y coordinación en el desarrollo de nuestra tragedia. Su prestigio nacional e internacional, desde los púlpitos y por intermedio de la innegable importancia de la “obra social” y de la “liberación” de las masas, que les habría provisto de una magnífica “piel de cordero” para colocar en el “mercado político” un mismo proyecto “ideológico”, ¡una vez más!, obteniendo el respaldo devoto, encegueciendo el mundo y sus feligreses para la atención y respeto por cómplices tales como: Fidel Castro, Bergoglio-Francisco Papa, Arturo Sosa, Luis Ugalde y Hugo Chávez.

Ramón J. Velásquez, obispo de la amistad y del diálogo, conduciría brevemente a Venezuela como Presidente de la República (1993) durante otra etapa de tránsito inestable crucial de nuestra travesía contemporánea. Habría experimentado en el breve ejercicio la traición de su propia sangre perturbada, que mancharía su obra en pleno regocijo de Pascuas, indultando al capo del narcotráfico internacional y enemigo público número uno del momento y, pareciera haberse equivocado antes al promover a un miembro de la CIA de Jesús para que abandonase los hábitos por la Presidencia de Venezuela, convencido de que sería el “hombre” que necesitábamos.

En las lecciones de filosofía del maestro J. R. Guillent Pérez (1923-1989), tanto para sus alumnos del Pedagógico de Caracas como de la Universidad Central de Venezuela y en sus artículos de prensa, promovía la tesis según la cual el hombre de Occidente habría tomado el camino equivocado a partir de Sócrates, Platón y Aristóteles al abandonar el ser, “el olvido del ser”, cultura que marcha durante más de 2500 años, de la que formaríamos parte progresivamente a partir de 1492 incorporando las tres instituciones referidas, rumbo que explicaría alguna de las contradicciones y “resultados” no deseables de nuestra “civilización” así como el “holocausto criollo”.

Y en aquel camino, Hannah Arendt, especialista en “la banalidad del mal”, asombraría hasta el desprecio a la comunidad neoyorkina, judía y norteamericana en general, cuando el “New Yorker” publicase sus artículos como enviada especial al juicio de Eichmann en Jerusalem (1962) por crímenes contra la humanidad durante el “holocausto”.  Concluiría que sólo sería posible explicar la programación y ejecución de la “solución final”, tal empresa industrial transnacional para el exterminio humano, cuando el hombre renuncia a la condición fundamental, aquella que nos hace diferentes del resto de los seres vivientes conocidos, de los animales, nuestra conciencia de que somos, no de qué somos, es decir, nuestra renuncia a pensar.

Para Arendt, habría quedado establecido que la matemática del exterminio hubiera sido de alrededor de entre 100 a 200 miles incinerados, jamás los 6 millones y medio de seres humanos, de no haber sido porque la comunidad Judía, sus líderes, con su altísima capacidad organizativa y su poder económico planetario, habrían tomado el camino del “diálogo” con el Estado nacionalsocialista, con los Nazis, desde el primer día que Adolf Hitler se instaló en la Cancillería de Alemania, tomando la vía de la contemporización que impediría o neutralizaría sistemáticamente la reacción planetaria determinante ocultando la locura del Reich, otorgando a cambio la longevidad al régimen para garantizar el “business as usual” de Occidente, moderno industrial, comercial y financiero, mediante la compensación con el sacrifico industrial humano.

Luis Beltrán Prieto Figueroa ordenó al asumir la Presidencia del Congreso de la República de Venezuela (1962) la eliminación de “Dios” del texto sobre el presidium del Hemiciclo de Sesiones. Habría sido una ratificación del sentido de la separación de la Iglesia de los asuntos del Estado, y probablemente, de la alusión a una institución incompatible y contraria a la práctica de la democracia, al debate entre iguales, representantes elegidos de manera directa por la voluntad de los ciudadanos y razón de ser de un Palacio Legislativo.

La solemne excomunión (1656) de Baruch de Spinoza por las autoridades judías por “abominables herejías las cuales practica y enseña a sus alumnos”, así como la decisión de la Iglesia Católica de colocar en la lista de libros prohibidos su obra, constituiría un honor para la bandera de “la libertad de filosofar y de decir lo que se piensa”, lo que “no puede ser destruido a menos que la paz y la piedad del Estado fuesen así mismo destruidas”.

Aquella bandera de de Spinoza habría sido una señal, una luz para denunciar el camino equivocado que nos trae hasta Venezuela hoy, una postura de honor, mientras que la de la CIA de Jesús y la de la Iglesia de Roma ahora bajo el control de hispanoamericanos, venezolano y argentino, tendrían que ser señaladas como traición. ¡ Traición a la Humanidad !

Una traición que tendría que tener consecuencias más allá del más allá espiritual que promueven sus autores, precisamente en el ámbito de la banalidad del mal y del olvido del pensar que determinarían la creación de la Justicia Penal internacional. ( http://www.frentepatriotico.com/inicio/2016/03/19/dignidad-sin-verguenza-transicion-o-muerte-de-luis-ugalde/  ) 

Someto tres referencias como muestras de tanta evidencia, de manera pública, notoria y comunicacional, a pesar de la censura y la clandestinidad del pensamiento libre, de la verdad. Primero, las declaraciones del representante de San Pedro condenando la libre voluntad del pueblo colombiano en el Plebiscito insólito, aún más grave, porque pretendía legitimar constitucionalmente en el Estado colombiano al crimen organizado trasnacional representado por las FARC, terroristas también ocupantes del territorio de Venezuela; el segundo ejemplo, las declaraciones del “prepósito General” de la CIA de Jesús a una “comunicadora social” de otro diario de la farsa de prensa local, “EL NACIONAL” y publicadas el 23/DIC/2016 (http://www.el-nacional.com/politica/Arturo-Sosa-Venezuela-profunda-politica_0_963503708.html) y finalmente, la in-postura institucional de la Iglesia Católica de Venezuela (http://www.frentepatriotico.com/inicio/2016/12/20/mensaje-de-la-presidencia-de-la-conferencia-episcopal-venezolana/ )


Pidamos también a los dioses que iluminen el planeta y concedan otra, quizás inmerecida, oportunidad al humano para rectificar nuestro camino, en particular el de los venezolanos, entendiendo que tal concesión sólo sería posible mientras que para estructurar y elaborar tal petición, cada individuo y en colectivo retomemos el ser y rescatemos el pensar. Con tal propósito acompaño también un ejercicio reciente de la “conciencia militar” excluida de Venezuela. (http://www.frentepatriotico.com/inicio/2016/12/23/militares-retirados-llaman-a-la-fanb-a-evitar-un-estallido-social/  )

viernes, 28 de octubre de 2016

Y LOS HOMBRES DEJARON DE PENSAR: HOLOCAUSTO DEL SIGLO XXI, LA DESAPARICIÓN DE LA GRAN COLOMBIA. Rómulo Lares Sánchez. 25OCT2016

La promoción del crimen organizado transnacional que se apoderó del Estado conocido como Venezuela para destruirlo y utilizar su fachada como “guarida” y tarjeta de presentación, mediante una política sistemática y progresiva de terrorismo de Estado que avanza a paso firme por Colombia, ha sido instrumentada por la administración de la ocupación político-militar de Cuba y sus aliados políticos internacionales, además de las FARC, mediante el respaldo directo de la Casa Blanca de los EEUU, la Cía de Jesús y el Vaticano, las Naciones Unidas, la OEA, los parlamentos Latinoamericano y Andino, así como por la lista de corporaciones político-económicas-culturales-religiosas de Hispanoamérica y los medios de comunicación social en general, con el apoyo y el silencio cómplice de la comunidad mundial de naciones.

Millones de venezolanos han comprendido después de 17 años que nada de esto habría sido posible sin la domesticación vergonzosa y la complicidad de las instituciones venezolanas, sin excepción. Hoy, a pesar del terror, se aprecia la explosión del desprecio y la rabia popular por pantomimas de “diálogos”, como los de las mesas de “Diálogo, Negociaciones y Acuerdos” del 2003, la “de la Unidad-MUD”, así como el bochorno para Colombia promovido en la Habana, equivalente al que se promueve una vez más en Venezuela, todos con la etiqueta de la “paz”. Todos, para igualar el Estado y el Derecho al crimen organizado transnacional.

A pesar de que una buena proporción de venezolanos simpatizaría con la opinión de desprecio y odio por tales iniciativas y por sus muy claras consecuencias, sería necesario llamar la atención sobre la necesidad de hacer el mejor esfuerzo para que los millones que se sentirían ofendidos con las crudas expresiones introductorias, tengan a su alcance, mientras hagan el esfuerzo, por supuesto, una ventana para observar la gravedad de las acciones de quienes habrían contribuido con la longevidad del régimen, sus cómplices.

El centro del asunto, en nuestro criterio, estaría en las consecuencias de las actuaciones de quienes pretenden sostener instituciones del Estado, políticas, administrativas, pero también académicas, religiosas, sindicales, gremiales y empresariales, que serían a parir de 1999 todas, cascarones vacíos que sólo habrían servido para simular una república, que a su vez determina la excusa para la traición de los hombres y mujeres que juraron defender y proteger la nación, su patrimonio y sus habitantes, los miembros de la “policía constitucional”=FFAANN, para contribuir a propagar la complicidad hacia las élites de la denominada institucionalidad mundial de estados y naciones en conjunto e individualmente. 

Creadores venezolanos como Gabriela Montero (Ex Patria) y la Cátedra Pío Tamayo (ex país) habrían documentado y creado obras que mostrarían la inexistencia de una nación.

Pero tal simulación tiene catastróficas consecuencias: el “apartheid y holocausto del siglo XXI” en las tierras herederas de la Gran Colombia, la destrucción de una nación y la desaparición del Derecho en su territorio, es decir, la práctica del terrorismo de Estado como política, documentando cotidianamente la variedad completa de los crímenes contra la humanidad y las violaciones de los derechos humanos, cuya responsabilidad recaería en quienes han contribuido a sostener la farsa referida y, repetimos, con la longevidad del régimen. 

Sería oportuno referir algo de la obra de Hannah Arendt: su “banalidad del mal” y el reportaje para el “New Yorker” sobre el juicio en contra Eischmann en Israel, novedoso y cuasi inaugural de la creación y desarrollo del concepto penal de jurisdicción planetaria y sin prescripción por “crímenes contra la humanidad”, que determinaría la decisión “culpable” y su ejecución, cuyas conclusiones serían íntegramente aplicables a los cómplices del exterminio en el “Caso Venezuela”.

La profesora Arendt sostendría en sus artículos, causando el repudio de la comunidad judía mundial y de la sociedad norteamericana, dónde vivía, que de no haber sido por el poder inmenso económico y de organización del movimiento sionista mundial, avocado a la negociación o contemporización de los líderes judíos con el nazismo, al “diálogo”, que habría determinado su discreción sobre la realidad, el apaciguamiento y la longevidad del régimen del Führer, jamás hubiese pasado de 100 mil o 200 mil seres humanos asfixiados y cremados en los campos de exterminio de la “solución final” (agrega el suscrito: de la maquinaria industrial más sofisticada conocida para el exterminio, antes de la establecida en Venezuela a partir de 1999 para sembrar y propagar el terror), porque la reacción explosiva ante su denuncia hubiese determinado muy temprano la acción planetaria en contra del desarrollo del “nacional socialismo” y sus consecuencias. 

El otro aspecto en el que tanto los criminales como los habitantes del territorio que fuese otrora Venezuela se reencontrarían con la Alemania nazi y la Europa cómplice de la Segunda Guerra Mundial, estaría relacionado con la otra conclusión de Arendt: la única forma para explicar que el horror se establezca como modo de vida en una sociedad, sería cuando los humanos que la conforman renuncien a su condición particular y única que los hace hombres: la capacidad de pensar. En Venezuela hemos renunciado a ser hombres, hemos renunciado a pensar.

Un gran paso en el ejemplo hacia la contemporización-negociación generalizada con el régimen de ocupación en Venezuela lo habría dado la Cía de Jesús, una de las primeras organizaciones que negoció con el régimen para “proteger su obra”, asegurando con su cooperación-colaboracionismo los millonarios aportes y la "protección" del Estado y arrastrando a muchos fieles e infieles hacia su propio sacrificio. 

Mucha de esta “negociadera” local e internacional la habría promovido el Departamento de Estado-USA, el Vaticano y el recién estrenado Papa negro venezolano, mientras que habría sido saludable, ejemplar y útil que promovieran lo contrario, es decir, nuestro retorno al lado del Derecho con la Sociedad Civil, a nuestra “obra” común Venezuela, pero más bien habrían determinado escándalos tales como la protección y asociación local generalizada con el crimen organizado transnacional, el “diálogo”, la “negociación de la paz de Colombia” en la Habana, hasta la consideración insólita del propio Barack Obama como su obra más trascendente durante sus 8 años en la Casa Blanca: el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la burocracia de Cuba, promotora del crimen organizado que habría subvertido buena parte de América y en particular Colombia y Venezuela, ahora convertida en un territorio sin ley, de desplazados, asesinados, secuestrados, emigrantes, además de un centro planetario principal para la legitimación de capitales del crimen organizado, pero que el “líder de la democracia” considera para semejante distinción en su obra. ¡Así sería el resto!

Un rumbo hacia el restablecimiento del Derecho pasaría entonces por el diálogo verdadero entre nosotros para la comprensión y la denuncia de la tragedia, para organizar la acción coordinada de las mayorías, de manera de desconocer la farsa de institucionalidad y el diálogo falso e imposible, para marchar en el sendero firme de la recuperación del Estado, el Derecho y Venezuela, rechazando la manipulación planetaria que promueve el Sistema Político-jurídico-administrativo-electoral institucional más pervertido y depravado del planeta, porque sencillamente está administrado por y para el crimen organizado y sus cómplices, aún, a pesar y en contra de las recomendaciones impartidas desde los púlpitos más diversos, según las cuales aquello sería posible utilizando el mismo sistema diseñado para legitimar y legalizar la ocupación, bendecido por los disfrazados de oposiciones y sus aliados en la comunidad internacional de naciones que celebra y otorga el Nobel de la Paz al crimen organizado para la destrucción del Estado y del Derecho en Venezuela y en Colombia.


Y LOS HOMBRES DEJARON DE PENSAR: HOLOCAUSTO DEL SIGLO XXI, LA DESAPARICIÓN DE LA GRAN COLOMBIA. Rómulo Lares Sánchez. 25OCT2016

La promoción del crimen organizado transnacional que se apoderó del Estado conocido como Venezuela para destruirlo y utilizar su fachada como “guarida” y tarjeta de presentación, mediante una política sistemática y progresiva de terrorismo de Estado que avanza a paso firme por Colombia, ha sido instrumentada por la administración de la ocupación político-militar de Cuba y sus aliados políticos internacionales, además de las FARC, mediante el respaldo directo de la Casa Blanca de los EEUU, la Cía de Jesús y el Vaticano, las Naciones Unidas, la OEA, los parlamentos Latinoamericano y Andino, así como por la lista de corporaciones político-económicas-culturales-religiosas de Hispanoamérica y los medios de comunicación social en general, con el apoyo y el silencio cómplice de la comunidad mundial de naciones.

Millones de venezolanos han comprendido después de 17 años que nada de esto habría sido posible sin la domesticación vergonzosa y la complicidad de las instituciones venezolanas, sin excepción. Hoy, a pesar del terror, se aprecia la explosión del desprecio y la rabia popular por pantomimas de “diálogos”, como los de las mesas de “Diálogo, Negociaciones y Acuerdos” del 2003, la “de la Unidad-MUD”, así como el bochorno para Colombia promovido en la Habana, equivalente al que se promueve una vez más en Venezuela, todos con la etiqueta de la “paz”. Todos, para igualar el Estado y el Derecho al crimen organizado transnacional.

A pesar de que una buena proporción de venezolanos simpatizaría con la opinión de desprecio y odio por tales iniciativas y por sus muy claras consecuencias, sería necesario llamar la atención sobre la necesidad de hacer el mejor esfuerzo para que los millones que se sentirían ofendidos con las crudas expresiones introductorias, tengan a su alcance, mientras hagan el esfuerzo, por supuesto, una ventana para observar la gravedad de las acciones de quienes habrían contribuido con la longevidad del régimen, sus cómplices.

El centro del asunto, en nuestro criterio, estaría en las consecuencias de las actuaciones de quienes pretenden sostener instituciones del Estado, políticas, administrativas, pero también académicas, religiosas, sindicales, gremiales y empresariales, que serían a parir de 1999 todas, cascarones vacíos que sólo habrían servido para simular una república, que a su vez determina la excusa para la traición de los hombres y mujeres que juraron defender y proteger la nación, su patrimonio y sus habitantes, los miembros de la “policía constitucional”=FFAANN, para contribuir a propagar la complicidad hacia las élites de la denominada institucionalidad mundial de estados y naciones en conjunto e individualmente. 

Creadores venezolanos como Gabriela Montero (Ex Patria) y la Cátedra Pío Tamayo (ex país) habrían documentado y creado obras que mostrarían la inexistencia de una nación.

Pero tal simulación tiene catastróficas consecuencias: el “apartheid y holocausto del siglo XXI” en las tierras herederas de la Gran Colombia, la destrucción de una nación y la desaparición del Derecho en su territorio, es decir, la práctica del terrorismo de Estado como política, documentando cotidianamente la variedad completa de los crímenes contra la humanidad y las violaciones de los derechos humanos, cuya responsabilidad recaería en quienes han contribuido a sostener la farsa referida y, repetimos, con la longevidad del régimen. 

Sería oportuno referir algo de la obra de Hannah Arendt: su “banalidad del mal” y el reportaje para el “New Yorker” sobre el juicio en contra Eischmann en Israel, novedoso y cuasi inaugural de la creación y desarrollo del concepto penal de jurisdicción planetaria y sin prescripción por “crímenes contra la humanidad”, que determinaría la decisión “culpable” y su ejecución, cuyas conclusiones serían íntegramente aplicables a los cómplices del exterminio en el “Caso Venezuela”.

La profesora Arendt sostendría en sus artículos, causando el repudio de la comunidad judía mundial y de la sociedad norteamericana, dónde vivía, que de no haber sido por el poder inmenso económico y de organización del movimiento sionista mundial, avocado a la negociación o contemporización de los líderes judíos con el nazismo, al “diálogo”, que habría determinado su discreción sobre la realidad, el apaciguamiento y la longevidad del régimen del Führer, jamás hubiese pasado de 100 mil o 200 mil seres humanos asfixiados y cremados en los campos de exterminio de la “solución final” (agrega el suscrito: de la maquinaria industrial más sofisticada conocida para el exterminio, antes de la establecida en Venezuela a partir de 1999 para sembrar y propagar el terror), porque la reacción explosiva ante su denuncia hubiese determinado muy temprano la acción planetaria en contra del desarrollo del “nacional socialismo” y sus consecuencias. 

El otro aspecto en el que tanto los criminales como los habitantes del territorio que fuese otrora Venezuela se reencontrarían con la Alemania nazi y la Europa cómplice de la Segunda Guerra Mundial, estaría relacionado con la otra conclusión de Arendt: la única forma para explicar que el horror se establezca como modo de vida en una sociedad, sería cuando los humanos que la conforman renuncien a su condición particular y única que los hace hombres: la capacidad de pensar. En Venezuela hemos renunciado a ser hombres, hemos renunciado a pensar.

Un gran paso en el ejemplo hacia la contemporización-negociación generalizada con el régimen de ocupación en Venezuela lo habría dado la Cía de Jesús, una de las primeras organizaciones que negoció con el régimen para “proteger su obra”, asegurando con su cooperación-colaboracionismo los millonarios aportes y la "protección" del Estado y arrastrando a muchos fieles e infieles hacia su propio sacrificio. 

Mucha de esta “negociadera” local e internacional la habría promovido el Departamento de Estado-USA, el Vaticano y el recién estrenado Papa negro venezolano, mientras que habría sido saludable, ejemplar y útil que promovieran lo contrario, es decir, nuestro retorno al lado del Derecho con la Sociedad Civil, a nuestra “obra” común Venezuela, pero más bien habrían determinado escándalos tales como la protección y asociación local generalizada con el crimen organizado transnacional, el “diálogo”, la “negociación de la paz de Colombia” en la Habana, hasta la consideración insólita del propio Barack Obama como su obra más trascendente durante sus 8 años en la Casa Blanca: el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la burocracia de Cuba, promotora del crimen organizado que habría subvertido buena parte de América y en particular Colombia y Venezuela, ahora convertida en un territorio sin ley, de desplazados, asesinados, secuestrados, emigrantes, además de un centro planetario principal para la legitimación de capitales del crimen organizado, pero que el “líder de la democracia” considera para semejante distinción en su obra. ¡Así sería el resto!

Un rumbo hacia el restablecimiento del Derecho pasaría entonces por el diálogo verdadero entre nosotros para la comprensión y la denuncia de la tragedia, para organizar la acción coordinada de las mayorías, de manera de desconocer la farsa de institucionalidad y el diálogo falso e imposible, para marchar en el sendero firme de la recuperación del Estado, el Derecho y Venezuela, rechazando la manipulación planetaria que promueve el Sistema Político-jurídico-administrativo-electoral institucional más pervertido y depravado del planeta, porque sencillamente está administrado por y para el crimen organizado y sus cómplices, aún, a pesar y en contra de las recomendaciones impartidas desde los púlpitos más diversos, según las cuales aquello sería posible utilizando el mismo sistema diseñado para legitimar y legalizar la ocupación, bendecido por los disfrazados de oposiciones y sus aliados en la comunidad internacional de naciones que celebra y otorga el Nobel de la Paz al crimen organizado para la destrucción del Estado y del Derecho en Venezuela y en Colombia.


jueves, 21 de enero de 2016

LA HISTORIA DE UN ENGAÑO: PANTOMIMA DE INSTITUCIONES EN VENEZUELA

La historia de un engaño en la farsa de la ilegitimidad: en la Asamblea Nacional el 15ENERO2016  Rómulo Lares Sánchez.

En esta fecha habrían estado reunidos en el Palacio Legislativo los principales responsables del holocausto de Venezuela y del parto de Venecuba, consumado en el mismo espacio el 2FEBRERO1999, cuando la mayoría política en el Parlamento bicameral y en las legislaturas de los estados habrían concedido, en silencio, la “luz verde” a la amenaza directa del legítimo Jefe del Estado y su “polo patriótico”, quienes anunciaran como prioridad de su gobierno la destrucción de la institucionalidad de la República, colocándola al servicio del crimen organizado transnacional, traicionando la patria y determinando nuestra ocupación por el ejército de otro Estado.

Podríamos argumentar con demasiados ejemplos que tampoco los Estados Vaticano, los “amigos” así como el resto de la comunidad internacional de naciones, siempre presentes con sus embajadores e intereses, podrían evadir su responsabilidad por las consecuencias históricas de su diplomático y sistemático silencio.

¿Podrían los actores e invitados al Palacio Legislativo negar su contribución con la longevidad del régimen y por consiguiente con la violación sistemática e industrializada de la lista completa de los Derechos Humanos a partir de 1999? ¿Cuánto ganaría la causa para la recuperación de la Republica cuando aceptasen someterse al Imperio de la Ley, mientras que con el colectivo nos avoquemos a la expulsión del ejército de ocupación y al restablecimiento de nuestra nacionalidad y de nuestras vidas?: ganaríamos la certeza del restablecimiento de las ruinas de Venezuela.

Esta “realidad” podría explicar el disparatado escenario, caricaturado con expresiones como la ilustración gráfica del “humor” venezolano, de los laboratorios para la manipulación y las partituras de los solistas, quienes se limitarían al discurso aceptado y negociado, adaptándolo a la censura y autocensura establecida en y por los medios de comunicación social e instituciones nacionales, acordadas en otra exhibición de la desaparición de la ética de la cultura de Occidente y en la repartición graciosa del presupuesto público de los despojos de la nación.

Mientras los medios de comunicación exhiben su “imparcialidad” empujándose unos a otros para competir con más invitados que certifiquen, en declamaciones en tono pontifical, la imparcialidad del medio, “porque este canal invita y contrasta las dos opciones posibles, para que el ciudadano pueda informarse verazmente y formarse una opinión”, ningún medio de comunicación se ocuparía de presentar los puntos de vista de las mayorías que desprecian ambos bandos y sus bandas.  “El costo podría ser fatal”, susurran al oído los directores y accionistas mientras sus empresas prosperan.

Ante las cámaras, los usurpadores de los poderes públicos parecieran exonerarse mutuamente por su responsabilidad y complicidad en los crímenes de lesa patria y de lesa humanidad, que tendrían que ser determinados en tal categoría a partir de 1999 por la condición de su sistematización como política de Estado. Militares y civiles traidores a la patria y criminales prófugos sujetos a la jurisdicción planetaria sin prescripción, mientras que en Cubazuela reciben distinciones y honores.

Tomemos la referencia en la grotesca y sistemática cantaleta de los usurpadores en relación con la atribución mutua de la responsabilidad por los asesinatos de cuarenta y tres manifestantes durante dos meses de fuertes disturbios en 2014, atribuidos a los “excesos de las fuerzas del orden público” o a las “acciones criminales que pretenderían desconocer la legitimidad del gobierno constitucional elegido por el soberano”, equiparándolos con aquéllos ocurridos antes de 1999 como si fuesen de la misma clase o equivalentes, exonerándose mutuamente hoy con las etiquetas de “gobierno-oposiciones”, escondiendo cínicamente que durante ese par de meses habrían sido asesinadas alrededor de 4 mil personas, a razón de 2 mil por mes, también de la exclusiva responsabilidad de tales funcionarios, sus cómplices y encubridores, por cuanto mientras sólo se mencionan aquellos 43 compatriotas refiriéndolos como “jóvenes caídos en la lucha por la libertad y por un Estado en Derecho”, o como “asesinados por el terrorismo de la oligarquía y sus esbirros”, de esta manera se excluyen “desapareciendo” a los centenares de miles asesinados a partir de 1999 y se encubren las evidencias que podrían relacionarlos con las “políticas públicas”, que permitirían denunciar a las autoridades civiles y militares por la promoción de los asaltos, agresiones y por la “ejecución” disfrazada como acción fortuita del hampa común, fundamentos de la política del terror y en razón de su asociación pública y notoria con el crimen organizado, la subversión, el narcotráfico y la legitimación de capitales, que determinaría como resultado alrededor de 250 mil asesinatos, con más del 90% de impunidad, que se complementaría con alrededor del 8% de la población desplazada y en la categoría de emigrante, en realidad en el exilio, producto de otra “política” de estado: el “apartheid criollo del siglo XXI”.

¿Hablar de “presos políticos, que sí los hay”?. Cómplices todos de secuestro en razón de la convivencia con la pantomima administrada por el “Sistema Judicial”, porque en Cubazuela se desarrolla una paradoja en la que no habría uno sólo y, al mismo tiempo, todos seriamos “presos políticos”, las mayorías en “libertad condicional”, mientras que los pensionados en los antros primitivos, crueles e inhumanos del sistema penitenciario, que hasta disponen de su propio “Ministra del Gabinete”, permanecerían simplemente secuestrados, muchos, en el caso excepcional que se dictase la sentencia máxima correspondiente a su delito, verdadero o “imaginario”, pudieran haber excedido el lapso de “cautiverio”.

Podríamos afirmar que, en general, todos los residentes permanecemos “secuestrados” dentro del territorio nacional ocupado, sometidos a la política de Estado de la ley del terror. Sin embargo, los usurpadores osarían burlarse de la Sociedad Civil anunciando “debate y diálogo” para una “Ley de Amnistía para los presos políticos”.

Un régimen, conformado por los invasores, sus apoderados y las oposiciones autorizadas, por quienes comparten la ilegitimidad en el origen de sus mandatos públicos, nacida de la aberración del “Sistema Electoral”-CNE diseñado para el fraude y la traición que ambos sostienen a partir de 1999, consolidándolo en 2003 mediante la participación conjunta en la decisión arbitraria, ilegal e írrita de la Sala Constitucional del TSJ, con el propósito de invadir la autonomía y tomar el control absoluto de todas las instituciones asaltando el CNE.

Dicho asalto sería comprendido progresivamente por todos despertando la angustia y el clamor popular, de rechazo general de un colectivo desesperado, ultrajado y burlado descaradamente por los fraudes escandalosos del CNE, despreciado también por una porción importante de los partidarios y simpatizantes del “Jefe del Estado”, venezolanos avergonzados por la manipulación y la propaganda, a pesar de la lealtad obligada de los subalternos y de quienes dependiesen en algún grado directo del presupuesto de la Nación. Las listas Tascón y Maisanta del “apartheid” criollo serían aplicadas hasta hoy, sin misericordia.

Los fraudes electoreros de turno referidos habrían sido los referendos en contra del Jefe del Estado: Consultivo (2FEB2003) y Revocatorio (SEP2003), el primero saboteado por el TSJ y el segundo por el CNE designado por aquél, además de un “ratificatorio” (15AGO2004) invento disfrazado de Revocatorio e inexistente en la Constitución, fraude grotesco para desconocer la voluntad clara del colectivo, abrumadoramente mayoritaria, que habría revocado el mandato previo concedido “dudosamente” el 30JUL2000, despidiéndolo en ese acto.

El último gesto de la clase política y de las élites referible como digno, democrático, esperanzador de la gestación de una generación moderna con prospectos de estadistas, aunque abierta y fuertemente presionados, arrinconados por el colectivo en general y dentro de sus propias organizaciones, lo habrían dado algunos de los presentes para desconocer el régimen y promover su rechazo en la siguiente pantomima electorera de la Asamblea Nacional del 4DIC2005, mediante la no participación activa y pasiva, ni candidatos ni votantes para no convalidar el nuevo fraude y anular políticamente la proclamación de una AN “unicolor”, sin embargo, cambiando sin explicaciones súbitamente de rumbo, darían la espalda para traicionar descaradamente al colectivo reconociéndola de inmediato, en acción u omisión que los colocaría definitivamente en la acera de enfrente de la Sociedad Civil y de un Estado de Derecho, en asociación y complicidad, presumiblemente “involuntaria”, con la larga lista de crímenes por los que tendrían que responder, por ahora fuera de nuestras fronteras, a menos que el Sistema Penal Internacional sucumba también ante la arremetida “anti ecológica” e inhumana que disimularía la locura colectiva que, pareciera irremediablemente acabar con la propia vida del Sapiens sobre la superficie del planeta.

La condición de usurpador de la Presidencia de Venecuba por un criminal nacido y entrenado en el extranjero es legitimada con tan escandalosa pantomima, mientras que como ñapa se le exoneraría de sus crímenes y hasta de la responsabilidad tanto por el origen de su “mandato” como por las consecuencias de la comedia-decreto de emergencia económica, porque habría sido “una situación heredada”. Ratificarían pues el compromiso en el que compartirían la responsabilidad en la destrucción de Venezuela y sus consecuencias.

A la banda de criminales y traidores a la patria, disfrazados con los uniformes de la Policía Constitucional se les pide que “escuchen lo que tengo que decir”, como solicitando la venia a colegiales indisciplinados en el aula: “los militares no pueden estar sometidos a parcialidad política alguna”. ¡Qué efectivo llamado de atención!, ¿habrán conciliado el sueño aquella noche?, porque si reflexionaran ante tal “reclamo” no dudarían del cumplimiento de su deber ni de sus juramentos, concluyendo que habrían rendido las armas de la República para someternos a un ejército mercenario de ocupación en nombre del crimen organizado transnacional, tendrían entonces la certeza de que no sirven alguna parcialidad política.

Venezolanos, compatriotas: mientras no nos enseriemos, despreciando, denunciando toda connivencia o complicidad con las pantomimas evasoras de responsabilidades y, sobre todo, actuemos en consecuencia, jamás obtendremos Justicia, paz, ni recuperaremos la República, consolidándonos más bien como una sociedad de esclavos en pleno siglo XXI, despojos humanos aunque muy útiles para atornillar la ocupación, pretendiendo como enajenados alcanzar la “libertad” porque nos disfrazamos de ciudadanos.

Conclusión: “Decreto de emergencia económica”, ¡la economía y los bolsillos primero!, business as usual para restablecer la República, asegurando los peores índices planetarios, en todos los órdenes, ideales para administrar una sede corporativa mundial de la industria para la globalización de la subversión y del crimen organizado, practicando internamente las “políticas públicas” referidas con el propósito de someternos indefinidamente, condiciones que pasarían sin embargo en el “debate” a un segundo plano, invisibles y en silencio. ¡ Viva Cubazuela !

Mientras “maduraba” estos comentarios, se extiende la indignación colectiva en las redes sociales, tertulias, e informan algunos medios de comunicación social en el extranjero, porque dos damas, esposa y madre venezolanas, cuando visitaban a su esposo-hijo, quien “cumpliría condena injusta” - en realidad otro secuestrado más que se promociona como “preso político” -, el más prominente y conocido “secuestrado” del régimen, acompañadas por sus dos hijos-nietos, un niño y una niña menores de 6 años quienes habrían sido testigos y víctimas del horror y la maldad también sobre su mamá y su abuela paterna, denuncian los bochornosos y pervertidos detalles del trato “oficial” que habrían soportado durante dos años de parte de los miserables verdugos uniformados de militar, de “Policía Constitucional”, quienes serían “defendidos” por “compañeros de armas” en otro acto grotesco que seguramente ganaría el desprecio de muchos de los simpatizantes del conductor y prominente figura del régimen, así como de los asiduos televidentes de un “programa” de una de las tantas televisoras del Estado, cruda confirmación y detestables ejemplos de la inexistencia de límites para la locura humana, particular epidemia en la tragedia de esta miserable tierra ocupada, cuya expresión “institucional” patética más reciente, habría sido la pantomima de la “Presentación de la Memoria y Cuenta del Jefe del Estado ante la Asamblea Nacional”, el 15 de enero de 2015.